En los últimos años, hemos visto que se han implementado diversas medidas destinadas a la promoción de la industria del Software y los Servicios Informáticos, tanto de carácter nacional, como en varias jurisdicciones provinciales.La Real Academia es clara en cuanto a la acepción de la palabra promoción (*), usando "...elevación, mejora, hacer conocer, incrementar..." para definirla. En suma, hacer crecer una actividad. Y mundialmente es aceptada como la definición para "políticas de promoción", al conjunto de acciones destinadas a dotar de mayor competitividad y difusión a una actividad.
Muy diferente por supuesto es la definición de subvención. Estas son acciones destinadas para acudir en auxilio, cubriendo necesidades puntuales de un sector.Argentina ha tenido históricamente varios sectores (e industrias) subvencionados, atendiendo urgencias de los mismos, o ante la presencia de entornos internacionales que los pusieron en situaciones difíciles. Las políticas de subvenciones mantenidas en el tiempo, han sido históricamente cuestionadas (solo habría que ver el gran debate de la OMC y los subsidios agrícolas), y no así las políticas de promoción, siempre que estas no impliquen una subvención encubierta.
En este sector TI, casi no ha habido políticas ni de las unas ni de las otras. Ahora se ha ido generando un marco promocional importante, tanto que es visto con recelo por los países vecinos. Este marco promocional es muy necesario dado que es una industria que está aún muy lejos de lograr lo que potencialmente podría, y por lo tanto, requiriere políticas públicas que la ayuden a crecer. Es casi como una inversión hacia el futuro.
Pero no deben considerarse las promociones como subvenciones o subsidios. Una política de subsidios podría ser un suicidio para la industria, jugando con las palabras. Una subvención es naturalmente asistencial y un subsidio, temporal. Las industrias que han tenido este tipo de políticas, tienden a convertirse en menos competitivas y muy dependientes de los favores del estado, los cuales pueden depender de los humores de las administraciones de turno o la situación macroeconómica. Nuestra industria legítimamente debe ser promovida, no subvencionada. No necesitamos la asistencia del estado para subsistir (de hecho lo hemos hecho por muchos años sin su participación). Y estamos demostrando que la promoción es buen negocio, para un estado que ahora recauda más impuestos que antes, tiene muchas más personas empleadas y ha comenzado a percibir la importancia de cambiar el perfil exportador.
Pero desde nuestro lado del mostrador, también debemos comprender que lo mejor es no caer en tentación de considerar las promociones como subvenciones. Y entender que este marco auspicioso debe ser una plataforma de crecimiento y reinversión. Ver otra realidad podría llevarnos a perder reflejos para ser competitivos en mundo donde la globalización, quiérase o no, es una realidad que exige cada vez mayores esfuerzos.Por supuesto que sabemos los inconvenientes de la hora: costos incrementados, puja por los recursos, crédito aún insuficiente o inalcanzable, marco legislativo laboral no auspicioso, etcétera. Pero esto es parte de otro debate.Muchas de las acciones promocionales actuales, no son más que aliviar la elevada carga impositiva existente. Y en este sector, de mano de obra intensiva y con un alto grado de tributación, liberar recursos fiscales, permitiría reinvertir en la búsqueda de mercados, la capacitación, el crecimiento en varios sentidos, la investigación y el desarrollo.Por lo tanto, es tiempo de crecer y solidificar.
Y cuanto menos dependiente de los aportes del estado seamos, será mejor para todos, aún para las propias empresas.Y para el estado, promover esta demostrando que ha sido un buen negocio.
(*) Según la Real Academia Española: Promoción: Elevación o mejora de las condiciones de vida, de productividad, intelectuales, etc. Conjunto de actividades cuyo objetivo es dar a conocer algo o incrementar sus ventas Subvención: Venir en auxilio de alguien o acudir a las necesidades de algo Subsidio: Prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada.
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