Editorial publicado el 27 de Febrero de 2007
Mejor dicho, las NO-Compras del estado, es sin dudas uno de los capítulos que tenemos sin resolver en la agenda temática sectorial.
Y, como todo tema no resuelto, necesita que le pongamos foco y trabajemos inteligentemente para tratar de encontrar los espacios que faciliten las soluciones. Ya hemos visto que la mejor respuesta a los problemas ha sido tomar el “toro por las astas” y batallar hasta encontrar la forma de que el tema tome primero estado deliberativo, y luego encuentre las soluciones racionales entre los actores involucrados.
Hace poco conversábamos con un analista de mercado y coincidíamos en que todos los mercados han crecido en los últimos años: el corporativo, el externo, el masivo y el de pymes, exceptuando el gubernamental. Y esto es un problema complejo. Porque diferentes administraciones han estado haciendo cosas, al menos en algunas áreas, sólo que esto no está vinculado con compras, sino más bien con gastos, donde el rubro mano de obra (interna) ocupa una parte muy destacada.
Por supuesto, hay algunos sectores que parecen más proclives para trabajar con el sector privado. Pero, en un término promedio, digamos que la interacción es mínima o solamente limitada a aquellos insumos de hardware y software que son indispensables.
Cuando nos reunimos con la Ministra Miceli, en el mes de Diciembre, tocamos este tema. Lo hemos hecho con otros importantes funcionarios, donde siempre reiteramos el asunto, al menos para crear conciencia del problema. Podría resultar sorprendente que muchos de ellos están de acuerdo con los postulados básicos. Pero, luego aparecen los problemas para definir cómo se puede poner en marcha políticas en este sentido. Y también resistencias internas por intereses diversos, por supuesto.
Pero es un tema que tiene varias aristas. En nuestro discurso de la cena de los Premios Sadosky, hemos denunciado la inconducente política de compras sin licitación a universidades públicas. Esto desenfoca a estas de su auténtico rol, compite –deslealmente– por los recursos humanos y tergiversa la naturaleza de los gastos públicos. Y como si fuera poco, no ayuda a generar una industria.
En esa misma cena también dijimos: “Está visto que no hay mejor promoción que la generación de mercados. Y en este sentido, el estado puede ser un factor decisivo para el afianzamiento de nuestra industria, usando su capacidad de compra y su necesidad de actualización tecnológica”.
Pero las empresas muy posiblemente también tengamos que hacer algunos deberes para poder proveerle al estado. En principio, proveyendo productos y servicios que ayuden a la eficiencia, sabiendo que el funcionario debe administrar correctamente los fondos públicos y no gastar en beneficio del sector privado. También cambiando algunos de nuestros procedimientos para adaptarse a sus exigencias. Y, por qué no, en algunos casos trabajar bajo costo para ganar experiencia para la búsqueda posterior de mercados externos. Por supuesto, en esto tiene mucho más para hacer el estado que el sector privado.
En suma, es un tema que debemos tratar, y usar los foros abiertos (o los que podamos abrir) para impulsar un debate, que vaya generando conciencia y que permita que surjan naturalmente las soluciones.
Por lo pronto será un punto que incluiremos en el debate del plan estratégico que el gobierno quiere impulsar para los próximos años, donde la industria del software tiene un capítulo preponderante. Y también será parte de la agenda de nuestros encuentros con los candidatos de todas las vertientes políticas para las próximas elecciones. Pero aún está todo por hacer. Creo que el tema merece que lo enfrentemos decididamente.
martes, 30 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario