martes, 30 de octubre de 2007

Software Embebido

Editorial publicado el 30 de Julio de 2007

Uno de los principales temas pendientes que tenemos en nuestra agenda de los últimos años, es sin dudas la inclusión del software (y los servicios relacionados), en el resto de la economía de nuestro país. Hemos creado una industria relativamente competitiva y creciente, pero a fuerza de impulsar los mercados externos y en alguna manera la recuperación económica. Pero poco hemos logrado con la inclusión de la tecnología domésticamente, y podríamos decir que Argentina aún está muy lejos de tener una economía con alto contenido tecnológico. Vemos mínimos avances en utilizar de manera intensiva la tecnología en las cadenas productivas, las administraciones gubernamentales, y en buena parte de la economía en general.
Por supuesto que no todo es blanco o negro, y en algunas áreas se han realizado importantes avances, pero en líneas generales, el resultado aún no es bueno.
Y esto es particularmente preocupante cuando vemos el contenido tecnológico que conllevan los bienes y servicios que Argentina exporta. Por supuesto que hay empresas que han hecho del uso de TI parte de su estrategia de negocios, y son a las que naturalmente les va mejor, independientemente del efecto del tipo de cambio. Sin embargo una gran mayoría de los bienes exportables, provienen de una manufactura escasamente tecnificada, con poco uso de internet de manera productiva y comercial, y con bajo contenido que le permita ser competitivos “sistémicamente”. Algo parecido ocurre con una buena parte de la oferta del campo. Solo por mencionar algunos ejemplos.

Y en algunos de los primeros casos, el esfuerzo tecnificador no proviene de la decisión empresarial de búsqueda de mejoras, sino de la demanda externa que obliga a utilizarla (como la trazabilidad por ejemplo). Y entonces, se da la paradoja, que el país exporta productos con escaso uso tecnológico, y tecnología por separado, como si no pudiesen ser parte de una sola oferta. Al fin, resultaría para un país mucho mas rentable, exportar bienes de alto valor agregado que embeban software y le den ventajas competitivas. No hace mucho tiempo que leí que Windows Vista poseía unas 50 millones de líneas de código, mientras que el nuevo Airbus 380, contenía más de mil millones de líneas. En suma, ambas exportaciones son buenas para sus respectivos países, pero sin dudas exportar bienes como los aviones resulta muy atractivo incluso para las empresas tecnológicas.

Trabajar con las cadenas productivas y con algunas economías regionales, creo que es un tema sobre el cual tendremos que retornar reiteradamente, y propugnar que nuestros gobernantes estimulen con políticas públicas el uso intensivo de TI. Al menos si queremos vender algo mas que soja y software (y por separado).

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